Wednesday, December 25, 2013

Pie de Bruja (nueva novela - fragmento)






¡Hola, vamps y brujos! Aquí les dejo el avance de la nueva novela de brujas que muy pronto podrán leer. ¡Los amo!

***


"Dicen que cuando él nació, el espíritu maligno se regocijó. Su madre lo había entregado desde el vientre y era bello como el amanecer. Nadie se explicaba cómo la bruja, huraña y mezquina, había dado a luz a una criatura tan hermosa como el pequeño Slaven: aun si había sido guapa en su juventud, tenía una joroba monumental cuando su único hijo fue concebido.
”Los aldeanos insistían en que lo alimentaba con sopa de reptiles y sospechaban que el padre era el mismo Crnobog, dios de la desgracia, quien había imbuido al niño de belleza y esplendor para confundir a quienes lo contemplaban y así, aprovechando la debilidad de las gentes por todo lo que es agradable a la vista, llevarlos a la perdición. También decían que la madre, en su infinita crueldad, había mutilado el tercer dedo del pie izquierdo de Slaven durante un bautizo infernal, marcándolo así como siervo de Chort, el demonio de cuernos y pezuñas, cuando apenas había estado tres días en el mundo. Tal era el único defecto visible de Slaven y la razón de su sobrenombre: todos lo llamaban Pie de Bruja.
”Ningún adulto osaba ver a Slaven a los ojos, pues era bien sabido que Chort vigilaba el poblado a través de su servidor para sembrar tentaciones homicidas y carnales en el corazón de quien fuera tan insensato como para cruzarse en su camino. Los niños, por su parte, sabían que estaba prohibido hablar con Pie de Bruja y que, si este buscaba la forma de acercarse a ellos, debían lanzarle rocas.
”Una tarde de primavera en que Slaven intentaba hechizar a los hijos del leñador con el fin de que se extraviaran y murieran de hambre, los muchachos se hicieron con una antorcha y lo persiguieron hasta la ladera para retornarlo a Chort envuelto en llamas.
”Los viejos cuentan que, tras ahuyentar con un jarro lleno de orines a los niños que pretendían incinerar a su hijo, la bruja huyó de la aldea. Subió la escarpada cuesta de la colina con un fardo lleno de frascos y Slaven cojeando a sus espaldas. Según el hermano del posadero, quien lo vio todo, el chico no bien había extinguido las llamas que trepaban por su pierna con una simple fórmula mágica cuando volvió el rostro tiznado y bañado en lágrimas hacia el valle para maldecir el caserío. Todos comprobaron entonces que Slaven era incapaz de sentir dolor físico y que en su corazón sólo había reinado el más negro odio para con ellos desde el momento de su alumbramiento. El muchacho había incluso mencionado a su padre Crnobog entre sus imprecaciones, desafiándolo ante los hombres y jurando vengarse de los habitantes del poblado. Desde entonces, los aldeanos no han vuelto a ver a la bruja ni a su hijo, pero aguardan con terror el retorno del muchacho cuyo pie izquierdo es recuerdo permanente de su ofrecimiento al demonio.
”Una mandrágora brotó en el lugar donde las lágrimas de Pie de Bruja cayeron hace ya varios años y nadie se atreve a transgredir el límite que marca el lugar de la maldición. A partir de la primavera siguiente, los aldeanos se negaron a talar el bosque de ese lado de la colina, la cual quedó oculta tras el denso follaje de los árboles. Sin embargo, en las noches de luna llena, las carcajadas de la bruja llegan hasta ellos envueltas en el murmullo del viento, y algunos afirman haber visto un par de ojos iguales a los de Slaven brillar entre la enramada."


*** 
¡Hasta muy pronto! Reciban un abrazo inmenso de mi parte con mis mejores deseos, extensivo a sus seres queridos.

Saturday, December 7, 2013

¡E-books originales de Vampyr y Vajda, príncipe inmortal en Kindle con 50% de descuento!


 ¡Hola, vamps!


 Vampyr y Vajda, príncipe inmortal ya están disponibles en e-books originales de Kindle para los que quieran tenerlos en formato digital o no puedan conseguirlos impresos aún. 

La promoción de lanzamiento empieza el 9 de diciembre a las 0:00 y  termina el 15 de diciembre a las 23:00. Aplica para las compras hechas a través de amazon.com y amazon.co.uk (todavía no abren el programa para otros puntos de venta).

El descuento inicial es del 50%, queda a 4 dólares en amazon.com y a 3 libras en amazon.co.uk.¡Pasen la voz para que otros vamps puedan aprovechar el descuento!


Les pusimos cubiertas ligeramente diferentes a los libros digitales para distinguirlos de los impresos, en el caso de Vajda usamos la ilustración rústica que tanto gustó a los vamps, y en el caso de Vampyr conservamos la hermosa cruz diseñada por Carlos con un fondo diferente.

¡Espero que los disfruten esta Navidad!

Haz click aquí para ver el e-book original de Vampyr y leer el inicio del libro en formato digital.

Haz click aquí para ver el e-book original de Vajda, príncipe inmortal y leer el inicio en formato digital.

¡Los amo! Caro.

Thursday, October 31, 2013

¡Ganador del concurso!

¡Feliz Halloween! Hoy es el cumpleaños de nuestra querida Martina Székely y la fecha en que empecé a escribir Vampyr hace ya varios años. El 31 de octubre es un día enigmático que evoca temas inspiradores, por lo cual es perfecto para celebrar el día internacional del vamp. ¡Feliz día a todos mis amados lectores! No me canso de decir que son los mejores, los más divertidos y los más dulces. Con motivo de esta ocasión, quise realizar un concurso que estimulara su creatividad y premiar su talento narrativo.

Fue un verdadero placer elegir las mejores cartas de amor-odio de su autoría. Debo decir que no recibí ninguna carta que no tuviese algo bueno, bello o interesante, y quiero felicitarlos de corazón por su ingenio y dedicación. ¡Gracias a todos por participar! Enviaron varios centenares de cartas que leí en su totalidad (excepto aquellas enviadas después de la fecha de cierre de la convocatoria o las que no cumplían con los requisitos especificados). Me entretuve muchísimo y hoy puedo afirmar con gran satisfacción que leí el equivalente de un libro escrito por ustedes. Fue una experiencia preciosa y siento que los conozco más que nunca. Además, estoy muy orgullosa de los participantes: se nota que revisaron y también que se expresaron con libertad y sinceridad dentro de la ficción.

Como les prometí, leí sus cartas recordando que son escritores aficionados y, aunque tuve en cuenta el buen uso de la ortografía y la gramática, mi propósito no era hacer énfasis en las mismas. Aun así, creo que estas cartas son las mejores de todas, en especial la ganadora. Elegí cartas cuyos trasfondos fuesen originales, cartas que contaran historias y fuesen fáciles de recordar entre tantas otras, cartas que despertasen emociones genuinas y cuyos narradores y destinatarios pudiese sentir cercanos y reales. En fin, elegí las más artísiticas, pues de eso se trata la buena literatura, de crear obras perdurables.  De nuevo, felicito a todos los participantes e insisto en que sigan escribiendo. ¡Que este día los inspire!

Sin más, he aquí mis tres cartas favoritas:

Tercer lugar: Bianca Fuentes
Para Julia
El aroma de tu piel me acompaña debajo de la solitaria y fría tierra. Muchas noches pasé admirándote mientras dormías, pudiendo entrar en tus sueños fácilmente, intentando que te unieras a mí en la eternidad. Al principio te sentías interesada por mi presencia, dándome esperanzas de que pudieras aceptarme. Llegaste a inundar mis pensamientos, desde la primera noche en que te vi te convertiste en lo único importante de mi existencia. Cazar quedaba en un segundo plano, una gota de tu sangre era todo que quería, pero mi pesadilla y terror es que no podría detenerme hasta tomar tu vida.
En cada sueño te mostrabas más temerosa de mí, temías que fuera real. Cada vez evitabas más mi presencia, colocaste numerosos crucifijos en toda tu habitación, dormías con una daga empapada en agua bendita y no podías descansar sin haber rezado durante largas horas, pidiéndole a Dios que te alejara de mí. Pero todo terminó al haber llegado aquella fatídica noche: entré a tu alcoba, disfrutando de tu embriagadora fragancia durante tanto tiempo que despertaste; al verme, lo único que hiciste fue gritar aterrada,sosteniendo en tus manos aquella daga envenenada.

Me maldije por la falta que había cometido y, a pesar de esto, no pude evitar visitar tu habitación la siguiente noche, necesitaba saber de ti. Pero no estabas allí. Percibí tu olor dentro de la iglesia, sabias que no podría entrar ahí. Una furia terrible se apoderó de mí, pensando que no podría tenerte cerca nunca más. El amor sincero que alguna vez sentí ha dado paso a un odio profundo, te odio inmensamente por escapar de mí, por despreciarme de esta manera. Intenté irme lo más lejos posible, pero tu presencia me perseguía. Nunca pensé en herirte, solo quería que aceptaras lo que te ofrecía, la eternidad. Solo espero el momento en que estés desprotegida para poder terminar lo que debí hacer la primera noche. Sentirás por fin lo que es amor real.

Segundo lugar: Laura Castrillón
Carta no enviada
Marzo 11 de 1875, Christchurch, Inglaterra.
¡Me traicionó! Me ha partido el corazón en dos…La amo, pero sé que la mataré de todas formas, sé que no voy a ceder con usted una vez más, la besaré esta noche cuando venga a mi encuentro y luego beberé de usted hasta la última gota de vida. Alena, usted es la única que conoce la forma de acabar conmigo, me ha traicionado y he caído como un imbécil. ¡Me ha traicionado y lo he creído todo! Después de todos las cosas que hice realidad en su vida, usted ha ido con ese despreciable médico contando mi secreto. ¡¿Cómo pude haber sucumbido ante sus tácticas manipuladoras?! Debí saber que una mujer como usted nunca renunciaría a su Dios. Le ruego, por su bien y por el mío, se aleje de esta casa; no venga esta noche, Alena, se lo ruego, porque no dudaré en hacer lo que me corresponde. Amarla me duele profundamente, no sabe cuánto, y perdonar su existencia cuando usted ha vendido la mía no es admisible para alguien como yo. Antes que rendirme ante usted de forma tan endeble, prefiero destrozarle el corazón de todas las formas posibles, voy a mentirle sobre cuánto aborrezco sentir su presencia, voy a susurrarle al oído el placer que me produce acabar con su vida, sin importar el dolor que me embarga el saber que no podré sostenerla en mis brazos nunca más. No he dejado de pensarla ni de buscarla en mis sueños, Alena, he soñado que lleva puesto su vestido rojo –el que llevaba puesto el día que la conocí- usted camina llorando por un gran salón rodeado de fuego, de repente su vestido se funde en un mar de sangre por toda la estancia y el fuego se aviva, no puedo dejar de beber la sangre con ansia y desespero… He comprendido que mi anhelo de permanecer con usted a pesar de lo que soy está muriendo lentamente, y mi sed de odio revive a cada segundo que pienso en su engaño. La lucha más grande que he atravesado alguna vez ha sido usted, ha significado en mi vida todo y nada, la luz y la profunda niebla. Lo intenté… pero nunca ha estado más claro como esta noche, su luz será siempre mi oscuridad. No olvidaré los momentos que vienen, pronto usted tocará esa puerta, habrá venido a besarme por última vez.  Adiós, mujer…
Niall

Primer lugar, ganador del concurso: 
Tulio Fernández
Amor mío,
El amanecer te traerá hasta mi cripta. Habrás rehusado cualquier compañía, te internarás en mi morada, removerás la tapa de la losa y verás mi cuerpo pálido, sediento de vida, lujuriosamente inocente; clavarás una estaca en lo más profundo de mi corazón, me decapitarás y quemarás mis restos. No necesito estar consciente para saber que mi sangre se mezclara con las lágrimas que derramarás al  exterminarme.
¿Cómo llegamos a este extremo? Sabías en lo que me había convertido desde antes de morir, en el momento en que me diste la extremaunción. A pesar de agonizar pude ver el pánico en tu cara, la impotencia ante las fuerzas demoníacas. No fuiste capaz de eliminarme los días posteriores a mi entierro a pesar de ser consciente del hambre que crecía en mi interior, de que, al igual que tu Cristo, resucitaría y vagaría en busca de vida. Te limitaste a observarme en la distancia, vigilando mis pasos. La primera vez que me percaté de tu presencia me seguías por el cementerio, la luz de la luna me bañaba haciendo de mi belleza un dolor que lastimaba tu casto corazón; cuando te vi, intentaste esconderte pareciendo un cervatillo asustado, hice como si no fuera consciente de tu presencia y se estableció una lazo entre nosotros, una relación basada en el silencio, las miradas furtivas y una pasión ardiente que nunca se podría consumar.
Fuiste testigo de  cómo me alimenté del viejo sepulturero, un par de prisioneros y unos borrachos. Aun así fuiste incapaz de lastimarme porque me amas, me deseas, te recuerdo esa vieja llama que creías extinta en tu vida; estoy segura que tu complicidad en esos asesinatos será una carga que nunca podrás lavar de tu alma. Sin embargo, cuando me alimenté del pequeño Emanuel, el hijo de la lavandera, supe que no me perdonarías. No podrás entender lo dulce que era su sangre: pura, exquisita, sin contaminar. Nunca había probado un manjar tan exquisito y sabes que una vez degustado el fruto de la inocencia es inevitable seguir alimentándome de pequeñas alimañas hasta el fin de los tiempos, y eso es algo que ni siquiera tú puedes perdonarme.
Podría convertirte pero me gusta tu esencia tal como es, no estás listo para caminar sin sombra. Por la misma razón te odio, somos dioses oscuros y tú rechazas la gloria  para ir en pos de tu dios crucificado. No podemos existir en este mismo mundo, el sol traerá mi muerte física, pero para ti solo quedará el dolor de la ausencia, de lo deseado y nunca poseído, no podrás olvidar mi sonrisa de largos colmillos ni en tus más dulces pesadillas. Está a punto de amanecer y  me acuesto para no levantarme jamás. Mientras mis párpados se cierran aún te recuerdo: Mi verdugo, ejecutor de mis dos muertes, mi sacerdote asesino, y tu nombre es un eco que se repite en las penumbras de mi mente, Anastasio, Anastasio.
Siempre tuya,   M.


¡Felicidades, Tulio! Qué carta más hermosa, la adoré. En mi opinión, es perfecta. Creo que, en vez de comentarla, debo dejar que cada lector la descubra como yo lo hice. Sólo puedo decir que eres un escritor estupendo y que me honra premiarte con la edición original y limitada de Vampyr. Estoy muy conmovida. Espero seguir leyendo tus creaciones en el futuro.

Bueno, mis queridos vamps, cerramos otro concurso y así damos inicio a nuestra festividad favorita. ¡Los amo!

¡Feliz Halloween! ¡Feliz día de las brujas! ¡Feliz cumpleaños, Martina Székely! ¡Feliz cumpleaños, Vampyr! Y, sobre todo:

                ¡FELIZ DÍA DEL VAMP!

Friday, October 25, 2013

10 finalistas del concurso de la carta de amor-odio

Sin orden particular, he aquí a los 10:

Lizzie Aza
Tulio Fernández
Fernando Delprado
Norys Cova
Bianca Fuentes
Angie Torres
María Camila Triana
Laura Castrillón
Steven Encizo
Julieta Vecchiola

A continuación, algunas notas y citas de las cartas que cada uno de los 10 finalistas envió. No cité todas las cartas. Algunas están más comentadas pero ello no significa que las prefiera a las demás. Tras releerlas varias veces, he decidido publicar enteras las 3 mejores cuando anuncie el ganador en Halloween, así que este es una especie de anticipo. Aún estoy indecisa. ¡Qué gane el mejor! Los amo.

Lizzie: Gran carta. Estas son mis citas favoritas:
"Qué envidia de los mortales, cuyos desamores acaban con la muerte."
"Miro las estrellas, miro la luna, los deliciosos jóvenes en las plazas y las azoteas, los ancianos con sus nietos, los niños con sus perros y quiero acabar con todos, con la esperanza que se me ha negado."
"Cómo quisiera vivir en la ignorancia de tu existencia y seguir gozando de la cara de terror de mi desayuno, mi almuerzo y comida."
¡Puntos extra por el humor negro de la última!

Tulio: ¡Qué historia!
"Sabías en lo que me había convertido desde antes de morir, en el momento en que me diste la extremaunción. A pesar de agonizar pude ver el pánico en tu cara, la impotencia ante las fuerzas demoníacas. No fuiste capaz de eliminarme los días posteriores a mi entierro a pesar de ser consciente del hambre que crecía en mi interior, de que, al igual que tu Cristo, resucitaría y vagaría en busca de vida. Te limitaste a observarme en la distancia, vigilando mis pasos. La primera vez que me percaté de tu presencia me seguías por el cementerio, la luz de la luna me bañaba haciendo de mi belleza un dolor que lastimaba tu casto corazón; cuando te vi, intentaste esconderte pareciendo un cervatillo asustado, hice como si no fuera consciente de tu presencia y se estableció una lazo entre nosotros, una relación basada en el silencio, las miradas furtivas y una pasión ardiente que nunca se podría consumar."
Es una carta maravillosa.

Fer: La foto es sencillamente fabulosa, sin duda una de las mejores que recibí. La historia detrás de la carta es, además, una llena de evocaciones de lugares y viajes. Esta es una pareja estable de vampiros en la cual uno de ellos traiciona a su amante con un mortal sin terminar la relación existente. Es un caso de infidelidad cuyas consecuencias el vampiro narrador va develando poco a poco en la carta. Muy buen manejo del suspenso:
"No sé qué fue lo que viste en aquel humano, tan frágil y repugnante que ni siquiera eras capaz de alimentarte de él."
"Descubrí su nombre... André. Encontré su dirección... 26 avenue de la révolution."
"P.S.: Mis más sinceras disculpas por la mancha de sangre que tiene la hoja, era una forma de comprobarte que era tu enamorado, sé que guardas en la memoria su exquisito aroma.".
Buen seudónimo vampírico inspirado en tu propio nombre.

Norys: El título "Mi cisne negro" me encantó. Esta es una carta escrita por la mítica Lilith. El cisne negro, una donante voluntaria de sangre, engaña a la vampiresa fingiendo amor y deseo con el fin de ser transformada y adquirir los poderes de una criatura de la noche para huir de inmediato sin despedirse. El odio y amor de Lilith son muy entendibles. La idea de que es la primera víctima que la vampiresa convierte lo hace todo más especial.


Bianca: El vampiro narrador se infiltra en los sueños de la mujer de quien se ha enamorado. Al comienzo, ella siente interés por él pero luego, cuando empieza a sospechar que el vampiro es real, se rodea de crucifijos y duerme con una daga empapada de agua bendita para protegerse. Sólo puede dormir tras rezar largas horas, suplicándole a Dios que la libre del visitante nocturno. Una noche, ella despierta y lo sorprende viéndola dormir, por lo cual al día siguiente se encierra en una iglesia.
"El amor sincero que alguna vez sentí ha dado paso a un odio profundo, te odio inmensamente por escapar de mí, por despreciarme de esta manera [...]. Nunca pensé en herirte, solo quería que aceptaras lo que te ofrecía, la eternidad. Solo espero el momento en que estés desprotegida para poder terminar lo que debí hacer la primera noche. Sentirás por fin lo que es amor real."
Vampiro sinceramente enamorado, psicópata a su modo, preciosa idea.

Angie: Esta frase te mereció el lugar entre los 10 finalistas:
"El tiempo corre y no a tu favor, tarde o temprano cerrarás los ojos para no volver a abrirlos en esta vida y cuando eso pase será la hora de clavar el puñal en mi corazón, de regalar mi cuello a una guillotina o mi cuerpo a la más salvaje hoguera, porque es elemental y certero para todos que declarar amor de esta manera es de mediocres homicidas y suicidas profesionales."


Camila: La narradora es una vampiresa acechadora que sigue al hombre de quien se ha enamorado sin que él lo sepa:
"Aunque te creías solo yo caminaba contigo, siempre estaba alrededor y tú te sentías observado, incluso a veces eras presa del pánico y yo sonreía ante tu ingenuidad."
"¡Pero las noches fueron amargas después! Te enamoraste y todo lo que amaba de ti cambió, entregaste tus mejores ratos a alguien más, y mis fantásticas noches se convirtieron en libretos de ridículas conversaciones e ironías baratas."
La vampiresa mata a la mujer que ha ocupado su lugar imaginario en la vida del hombre a quien ama en silencio:
"Su muerte no duró mucho pero el placer que me provocó duró días."
"Una noche de luna nueva me paralicé al verte, tan guapo y pálido por las noches en vela, reconocí en ti todo lo que había amado [...], tú estabas vacío y yo llena de despecho, seguimos con nuestro camino, el camino de desconocidos y de una paradójica vida de amantes."
Es una carta muy bella y la idea de la vampiresa “stalker” que no se atreve a tocar al mortal a quien ama me encantó.

Laura: El título "Carta no enviada" me pareció perfecto para la historia que contiene. La mujer que ha tenido una historia de amor con el vampiro narrador lo ha traicionado, contándole a su confidente, un médico, cómo destruirlo. El vampiro ama de verdad a esta mujer y eso se siente en la carta, está realmente herido. Por ello, ha decidido matarla cuando ella regrese a verlo. Toda la carta está muy bien escrita. El lenguaje es bello y fino, y la carta contiene un sueño y su interpretación por parte del vampiro. ¡Bien hecho!

Steven:
"Ayer asesiné a otra persona, no fue mi intención pero resultó imposible detenerme y estoy aterrorizado. He pedido asesoramiento en la iglesia, le conté todo al párroco y este pareció más escandalizado por el hecho de que somos hombres, ambos, y de que profesara amor por ti que cualquier otra cosa. No sé cómo era en tu época, Nikolai, supongo que habrá tiempo suficiente para que me lo cuentes, pero en la actualidad no es aceptable que un hombre se bese con otro, se abracen, se toquen... ¿Estás recordando esa noche? Yo también, pero desearía que hubiera terminado diferente, que hubieras hecho de eso algo mágico y no tan espantoso como lo que fue. Ahora mi corazón está dividido, a veces tengo ganas de llorar porque me miro al espejo y quien era ya no está allí, pero te extraño y ese sentimiento me carcome el alma... ¡Qué digo alma! No sé si aún tengo eso."
Historia original, muy buena ortografía y un narrador sensible. Me gusta mucho.

Julieta: En esta carta hay mucho “gore” y la vampiresa es un monstruo sin duda alguna. Además, la historia detrás de la carta es muy original:
"Ya no representas para mí la pasión, ni el deseo, ni el condenado caballero de brillante armadura que te creí cuando apareciste ante mis ojos, arrancándoles el corazón a esos cobardes que me tenían acorralada por esas horrendas decoraciones cristianas que tanto glorifican. Aunque estoy segura de que si estuvieras aquí dirías que estoy exagerando y que sólo detuviste una manifestación de fanáticos religiosos que habían escuchado demasiado al párroco y sus cuentos, a veces quisiera tenerte en mis manos de nuevo sólo para tomar tu fuerte y masculino cuello y arrancarte los tendones y las cuerdas vocales para que vieras por qué me querían muerta, pero tu inocencia ante mi naturaleza era un atractivo." ¡Bien pensado!
"Estaquearte en el suelo, arrancarte extremidad por extremidad y hacerme un bolso tejiendo tus órganos, un tapiz con tu piel e instrumentos de cocina con tus huesos será una decisión que defenderé con el pesar de mi corazón." ¡Qué humor más negro!


Thursday, August 8, 2013

¡Gana una edición original de Vampyr!


Mis amados vamps, llegó la hora: ¡Concurso para ganar una edición orginal autografiada de Vampyr (versión limitada: cubierta negra con cruz blanca)! Las bases a continuación:

1. Escribirás una carta de amor, pero no será cualquier carta de amor: en ella, tú serás un vampiro o vampiresa. En el curso de la carta, expresarás ira/rencor hacia quien, figurativamente, partió tu oscuro corazón en dos. Así que esta debe ser una carta de amor herido, o amor-odio, dirigida a quien causó el daño. L@ amas pero también l@ odias. ¿No dicen que del amor al odio no hay más que un paso? Yo digo que ambos pueden fusionarse y coexistir, y tu carta debe evidenciarlo. Demuéstrame que tienes la habilidad para expresar sentimientos con gracia y creatividad.

2. Extensión máxima: 1 página en Times New Roman, tamaño 12, interlineado doble. Puede ser más breve si lo deseas pero no excedas el límite. Fírmala con el nombre del vampiro o vampiresa a quien representas en la ficción.

3. Envíala como adjunto a vampsporsiempre@gmail.com con el título "Concurso vamps carta de amor".

4. Adjunta además una foto tuya en tu mejor pose de escritor, con Vampyr o Vajda junto a ti. Si tienes los dos libros, aún mejor. Puntos extra si estás vestid@ de vampiro o vampiresa, y puntos extra si tu ejemplar de La princesa y el mago sombrío también aparece en la foto.

5. En el correo que me envíes, asegúrate de especificar (no como adjunto sino en el cuerpo del mensaje) tu nombre real, dirección, ciudad, país y número telefónico.

6. Recibiré sus cartas hasta el 6 de septiembre de 2013. ¡Los amo! ¡Vamps por siempre!   

P. S.: el concurso es válido en todo el mundo.
P. S. 2: los errores ortográficos y de gramática harán que pierdan muchos puntos, así que revisen con cuidado.
P. S. 3: sólo habrá un ganador. Por lo tanto, ¡que gane el mejor!

Sunday, November 18, 2012

¿Debe la literatura formar éticamente a sus lectores?



Por Carolina Andújar

“Es un asunto de suma importancia que los cuentos de hadas sean respetados. Quien los altere para acomodar en ellos sus opiniones, cualesquiera que estas sean, es culpable, según creemos, de un acto de presunción, y se apropia de aquello que no le pertenece” (Charles Dickens).

El postulado en sí es el reflejo de una sociedad enferma, tanto que bien puede leerse de este modo: ¿debemos usar el arte como mecanismo de control mental? El arte, refugio del librepensador, catarsis del iracundo, terapia del neurótico, suprema expresión de la fantasía, no puede ser usado como vehículo de adoctrinamiento de las generaciones a venir. La expresión artística —si realmente ha de reflejar la visión personal y desinteresada del autor— no puede estar ligada a una obligación moral para con otros, pues dejará de ser arte para convertirse en un texto de carácter moral y educativo.

La única obra literaria que debe pretender formar éticamente a los lectores es la fábula pues tal es su propósito: moralizar, educar. La obra literaria que tenga este fin se convertirá necesariamente en una fábula, o bien dejará de ser literatura. Si el artista, aquí un escritor, tuviera alguna obligación para con su obra (porque es suya si ha de ser personal y desinteresada), tal obligación se la impondría su propia conciencia, es decir, sería una responsabilidad del autor para consigo mismo, y consistiría en ser libre en el momento de expresarse por medio de la creación. Si arte implica libertad, deber implica esclavitud. Estas dos palabras no deben estar en la misma frase.

El interrogante parte, además, de la idea de que la obra ha sido concebida para un grupo limitado de individuos y que ciertos sectores de la sociedad no deben ser partícipes de algunas formas de arte. Debemos, pues, preguntarnos si la literatura infantil y juvenil es realmente solo para niños y jóvenes: es muy improbable que Andersen haya escrito La sirenita con cientos de pequeñines en mente sin esperar que algún adulto lo leyera, así como sería insensato creer que Sade se propuso en algún momento impedir que algún menor de dieciocho leyese Los infortunios de la virtud.

Con el surgimiento de la LIJ como tal, algunos autores han tomado la decisión de escribir con una audiencia específica en mente, como ocurre más a menudo en el caso de la literatura infantil, donde el autor emplea conscientemente un lenguaje sencillo y recrea situaciones atrayentes para el párvulo que son relevantes en su etapa de desarrollo. No por ello debe, aun así, incurrir en el error de enfocarse en enseñanzas morales que pertenecen a la mente racional adulta, contra las cuales, a causa de la etapa de desarrollo correspondiente, la psiquis del niño se rebelará instintivamente:
"Las obras literarias puramente instructivas les disgustan; suelen ser rechazadas y difícilmente cumplen su fin; cuando ello sucede es bajo una tenaz presión. Los libros educativos también suelen llevarnos fácilmente al equívoco porque los niños perciben de inmediato que las historias contadas en estos libros no tienen ningún aire de realidad y que quienes las recomiendan se guardan muy bien de no leerlas nunca, porque ellas son fabricadas especialmente para 'educarlos'. ¿Cuáles son, entonces, las lecturas verdaderamente provechosas para los niños? Sin duda las de distracción y placer y aunque las anteriores se conservan para la preparación de los niños, a las últimas es necesario darles un lugar importante porque son las que verdaderamente responden a las necesidades del niño, y ejercen, o pueden ejercer, una influencia muy feliz en el desarrollo de su psique" (Jesualdo Sosa).

Quienes desean alterar la literatura para convertirla en material educativo han pretendido que quienes los rodean olviden el verdadero significado del arte, encegueciéndose ante lo evidente por medio del chantaje colectivo tal y como ocurre en las páginas de El traje nuevo del emperador: puesto que educar contra viento y marea está en boga, si nos resistimos a la empresa de aleccionar éticamente al párvulo por medio de la literatura, no debe sorprendernos que se nos tilde de necios, quizá incluso de desalmados.
Por suerte, el propósito del moralista suele ser fútil. El niño y el artista genuino rara vez caen en su trampa, el primero por carecer del morbo que proviene, precisamente, de la censura, y el segundo por la libertad de espíritu que lo caracteriza, la cual le permite crear. Para el autor que se respeta como tal, “el libro más sucio de todos es el libro expurgado” (Walt Whitman): todo artista ha debido enfrentarse a algún tipo de censura social o moral a la cual se opone con vehemencia y la cual, justamente, lo ha obligado a desarrollar la habilidad de traspasar las normas que lo restringen por medio del arte como modo de expresión. La misma censura es, pues, propulsora involuntaria del arte.
  
Para consuelo de quienes intentan censurar el arte o adaptarlo a una necesidad educativa y para solaz de aquellos que desean proteger una inocencia idílica que claramente no es el rasgo predominante del mundo en que vivimos, la obra literaria expone en general algún conjunto de valores (aunque con menos frecuencia en la lírica), correspondan o no estos valores sinceramente a la ética personal del autor, pues todo artista tiene el derecho de acomodar su sistema de valores según su obra si así lo desea, así como también tiene el derecho de manipularlo para enriquecer la historia si ha de darse plena libertad creativa.

Con tal suerte cuenta, pues, el educador moralista, que el contenido la obra permite que la editorial encargada de difundir el material literario decida a qué tipo de público destinarlo, y de tal modo restringirlo o expandirlo por medio del mercadeo adecuado. Esto desalienta al artista apasionado, pues se le impone a su creación una serie de limitaciones imaginarias a las cuales él, como creador, jamás habría sometido su obra aun antes de iniciarla. Limitaciones como esta suponen una condena para quien crea desde el mar oscuro y revuelto de su inconsciente y no desde una cuenta bancaria o desde el deseo de controlar a los demás.

Sin embargo, el editor sensato llevará a cabo dicha clasificación de la obra literaria con base en el lenguaje y la temática empleados por el autor, teniendo en cuenta únicamente las preferencias de los lectores y no así el trasfondo moral de la obra, pues buscará fomentar el placer que la audiencia deriva de la lectura en vez de imponer al niño o adolescente un sistema de valores predeterminado. No insultará la inteligencia del lector decidiendo por él lo que debe estar fuera de su alcance o lo que le será provechoso en términos éticos. La labor del editor se centrará, pues, en presentar un material literario de calidad que interese a la audiencia y pueda ser asimilado por ella: “Si todas las imprentas estuvieran decididas a no imprimir nada hasta estar seguras de no estar ofendiendo a nadie, muy poco sería impreso” (Benjamín Franklin).

Debemos diferenciar, sin embargo, la literatura infantil de la juvenil, pues si bien es cierto que el autor está en libertad de escribir con una audiencia específica en mente, también es cierto que la obra que interesa más a un adolescente no suele ser la que cautiva al alumno de preescolar y vice-versa. Aun así, puede haber excepciones, por lo cual no debemos restringir el material literario so pena de limitar el desarrollo espontáneo del lector o insultar su inteligencia: “Prohibir la lectura de ciertos libros es declarar a [sus lectores potenciales] tontos o esclavos” (Claude Adrien Helvetius).

Insistiremos, a pesar de lo anterior, en que el artista genuino crea primero para sí y luego para los demás, movido en primera instancia por la pasión de crear, y haremos hincapié en que es precisamente este ejercicio de la voluntad creativa el que contiene el poder inherente de impactar o cautivar a una audiencia. No dejaremos de reconocer que un sinfín obras se adapta a los parámetros de LIJ de las editoriales por azar y no porque el autor así lo haya deseado: el contenido de estas obras puede ser más o menos explícito, el lenguaje empleado puede ser fino por estética o sencillo porque se ajusta mejor al narrador, y la obra puede reflejar fielmente el sentido de la ética del autor por medio de la polarización del vicio y la virtud, como también puede ser una obra perfectamente amoral o expresar ambigüedad moral como recurso narrativo, concuerde lo anterior con el sistema de valores del autor o no.
Recordemos, aun así, que es más sencillo y natural para el autor recrear la polarización del vicio y la virtud por medio de una perspectiva moral que le atañe que estudiar o inventar un sistema de valores ajeno cuando, de hecho, puede usar lo que conoce mejor para enriquecer la narración. Así pues, su sentido de la ética estaría presente en la obra aun si la idea de tener algún deber moral para con otros en lo concerniente al arte no hiciera parte de su filosofía personal. Exponer su sistema de valores en la narración es su elección, pero no es ni será su obligación. Si llegase a creerlo, la imposición moral extinguiría la magia de la creación.

Ahora bien, la libertad creativa del autor ofrece una recompensa preciosa al lector, quien es receptáculo de los contenidos de la obra. Especialmente en el relato de ficción, el autor revela su alma en la medida en que se expresa con libertad. Como bien lo dijo Samuel Butler, "el trabajo de cada hombre, ya sea literatura o música o pinturas o arquitectura o cualquier otra cosa, es siempre un retrato de sí mismo". Cuando una obra es realmente libre, el lector tiene el privilegio de acercarse al alma del autor por medio de la literatura. La obra de arte, si es auténtica, siempre será una expresión de la psique de su creador (y no necesariamente de su ética, la cual es estrictamente racional): sus miedos, fobias, pasiones, deseos, vacíos, arquetipos dominantes y obsesiones están plasmados en la ficción: “Pues los libros no son en lo absoluto cosas muertas, sino que contienen una potencia de vida dentro de ellos para ser tan activos como el alma de la cual son progenie; no, ellos conservan como en un tubo de cristal la más pura eficacia y extracción de aquél intelecto vivo que los engendró” (John Milton, Areopagitica).

La única contribución válida como medio educativo de la obra literaria, si no quiere dejar de ser arte, es, como lo anterior, universal e involuntaria, y consiste en dar el mejor ejemplo posible del uso correcto de la ortografía y gramática. Por su inmensa relevancia, irrita pensar siquiera en querer educar al lector de alguna otra forma. Sin embargo, se nos ha preguntado si la LIJ tiene el deber de transmitir un sistema ético al joven lector. ¿A qué tipo de ética nos estamos suscribiendo? ¿Utilitaria, deontológica, relativista, nihilista, la ética del "divine command", teleológica? La ética no puede ser, por supuesto, universal, y carecemos de una aclaración.

Aun así, sin importar la clasificación de la ética que en teoría deseáramos promover, es inmoral tratar de formar éticamente a otros, pues supone no solo que los otros están desprovistos de ética personal sino que nuestro sistema de valores es mejor que el suyo. Escribir con el fin de imponer nuestra ética personal al lector es desear quitarle toda libertad de determinar por sí mismo cuáles son los valores correctos. Todo ser humano debe tener la dignidad de ser considerado un ser racional y autónomo (Kant), y el postulado trata al lector infantil-juvenil como un ser desprovisto de autonomía al que podemos moldear.

Es igualmente inmoral suponer que es más fácil influir a individuos más jóvenes que nosotros y querer, por ello, modelarlos a nuestro antojo: ¿es más débil la voluntad del niño o el adolescente que la del adulto? No lo creemos así. “¿Alguna vez escuchaste a alguien decir: ‘sería mejor prohibir ese trabajo porque yo podría leerlo y quizá sería muy nocivo para mí’?” (Joseph Henry Jackson). Por otra parte, es imposible modificar a otra persona sin tácticas de manipulación, y el deseo de manipular la voluntad ajena es inmoral. Por todo lo anterior, podemos argüir que el postulado es esencialmente inmoral.

Por fortuna, en lo que no se refiere a su pericia como futuro escritor o individuo que no tiene motivos para avergonzarse del uso que da regularmente a las reglas del idioma, no es posible moldear a alguien más por medio de la literatura. Como ya lo expresamos, intentar modificar el sentido ajeno de la moral por medio de palabras es, generalmente, una iniciativa fútil. Y decimos que es una fortuna que sea de este modo, pues el postulado anula la libertad tanto del creador como del lector, tanto así que afirmaremos que la idea proviene de una megalomanía didáctica desde la cual se pretende ser el artífice de de otros seres quienes jamás llegarían a ser personas correctas sin nuestra influencia, fantasía tan malsana como absurda.

Admitiremos, aún así, con el fin de fomentar una discusión saludable, que los seres humanos (no especialmente el niño  o el adolescente) incurrimos en el hábito de imitarnos unos a otros cuando no nos aferramos a un sentido de identidad única o cuando no nos esforzamos en hacer uso consciente de nuestra voluntad independiente dentro de nuestro entorno inmediato, y por ende el lector (niño o adulto) que carece de un fuerte sentido de identidad propia podría experimentar la propensión a imitar temporalmente, de modo voluntario o involuntario, a los personajes de la ficción. No olvidemos, aun así, que el ejemplo palpable, es decir aquel que damos por medio de nuestros actos, suele ejercer mayor influencia sobre aquellos que nos rodean que ninguna manifestación artística o discurso: “Los niños son educados por lo que el adulto es y no por lo que dice” (Carl Gustav Jung).

El autor que tiene el privilegio de conversar con el lector adolescente podrá constatar que, por lo general, este no desea detenerse a interpretar en detalle los valores abstractos en la obra literaria. No es que el lector juvenil no posea la facultad de descubrir la perspectiva moral de la obra y tampoco es el caso que no pueda implementarla si así lo deseara: se trata, simplemente, de que no es esta la fuente principal de su interés como lector, y está en todo su derecho de prestar especial atención a otros aspectos de la obra: si como lectores buscáramos forjar nuestra ética personal por medio de la literatura, pasaríamos nuestros días leyendo a Esopo.

Cuando interactuamos con el lector juvenil sin desear convertir nuestra obra en un vehículo de redención moral para él, descubrimos que con frecuencia lo que el adolescente exalta de la obra gira en torno a su estética, a las técnicas de interacción social descritas en ella, a la recreación de un ideal de pareja, a las emociones que la obra suscita. Una obra literaria tiene muchas dimensiones, y somos de la opinión que el adolescente se centra en los aspectos recién mencionados pues cada lector se relaciona instintivamente con los aspectos del libro que son más relevantes en su cotidianeidad. Un lector más maduro, por ejemplo, quizá otorgue más importancia a la ideología teológica de la obra, a su trasfondo social, histórico o político, a la precisión narrativa y, por qué no, al sistema de valores expuesto en ella, lo cual no quiere decir que el lector adulto desee imitarlo en modo alguno.

Cabe mencionar que a partir del diálogo con el lector adolescente se observa un fenómeno interesante: en muchos casos, el villano es sujeto de su admiración. Esto se explica fácilmente con el hecho de que, por naturaleza, deseamos alejarnos del sufrimiento, y en la literatura de ficción los héroes suelen ser víctimas.  Aunque al final del libro los villanos reciban su justo merecido, el hombre (no solo el adolescente) quiere soluciones a corto plazo, las cuales son comúnmente ilustradas por medio del personaje del villano. Miles de obras de ficción que ilustran las bondades y recompensas de perseverar en la virtud hasta el final no han logrado que un solo lector deje de buscar soluciones a corto plazo: “Escribí una canción acerca del hilo dental. ¿Acaso los dientes de alguien están más limpios?” (Frank Zappa).

Pero el nulo resultado obtenido en cuanto a transmitir los más bellos o útiles valores a la audiencia no debe decepcionarnos, puesto que el verdadero artista crea con el propósito de entretener y no de educar. Entretenerse primero a sí mismo por medio de la expresión artística y luego a los lectores con una historia que exalte sus emociones. De este modo, el lector vive la narración como si fuese real y, para inmenso deleite del autor, la audiencia juvenil no deja de leer ejemplares voluminosos que muchos adultos habrían descartado de plano por su longitud. El resultado es, entonces, la lectura por el placer de la lectura, aquella elusiva y respetable meta de editores, padres de familia y maestros de literatura que se caracterizan por su sensatez, y el único objetivo del artista: “Los verdaderos héroes son los libreros y maestros quienes, no sin correr grandes riesgos, se rehúsan a acostarse y hacerse los muertos ante la censura” (Bruce Coville).

Si queremos que los lectores, en especial los niños y adolescentes, disfruten de la lectura, tenemos que permitir que el escritor sea un artista y no debemos pretender convertirlo en educador moral. Después de todo, está claro que solo dejando de lado la imposible tarea de controlar nuestro entorno seremos dignos de ser llamados artistas. La ausencia del deseo de forjar éticamente a la audiencia es solo una de las muchas manifestaciones de respeto que el lector merece, es algo que debería ser prioritario tanto hacia quien lee como hacia la obra, y es algo que el lector aprecia y agradece conforme da vuelta a cada página de un libro. El escritor debe hacer de la lectura un medio de esparcimiento y no una penosa labor.
En contraste, quien se atenga al postulado exaltará en su obra valores que asume son los mismos que los directivos escolares con poder de decisión o los padres de familia desean inculcar a las nuevas generaciones. Aunque deberíamos siempre referirnos a este proceder por su nombre, corrupción, frecuentemente nos vemos en la absurda posición de defender un texto literario desde un punto de vista ético o moral para que este pueda ser aceptado en instituciones educativas cuando, por desgracia, en el caso excepcional de que los valores del autor se ajusten sinceramente a aquellos que predominan en su sociedad y decida plasmarlos en su obra, esta no tendrá nada original que aportar a la audiencia sino que más bien contribuirá a derrotar su espíritu por medio de la reiteración y la monotonía.

Banalizar el arte de tal modo, tratarlo como mercancía desde su concepción, es la razón por la cual las estanterías de las librerías están repletas de publicaciones demagógicas, de obras que nacen muertas y son idénticas entre sí. También es la razón por la cual ni los jóvenes ni los adultos quieren leer: “La censura alcanza su plenitud lógica cuando a nadie se le permite leer nada excepto aquellos libros que nadie lee” (George Bernard Shaw). No hay ningún arte en tal seudo-literatura, meretriz de educadores y sicólogas empresariales, un adefesio listo para culpabilizar el pensamiento original, para acusar al rebelde, para formarlo y moldearlo: “El miedo a corromper la mente de la generación más joven es la forma más enaltecida de cobardía” (Holbrook Jackson).

La pregunta del postulado es, pues, apropiada únicamente para el editor, cuyo objetivo es, por encima de todo, vender. Entonces, la respuesta podría ser: "Sí. ¿Por qué no destinar a la juventud un libro cuyos sólidos y edificantes valores quizá promuevan en ella aun cuando sea temporalmente el deseo de comportarse con integridad y expresar compasión, sencillez, perdón, generosidad, amor?" El problema consiste en que, en este caso hipotético, hemos hecho referencia a algunos valores tradicionalmente cristianos que predominan en la mayor parte de los gobiernos democráticos de nuestro tiempo, sin tener en cuenta que otro editor podría intentar promover, por ejemplo, los valores de un régimen totalitario (uno bastante más apropiado para hablar de censura y acomodamiento artístico): recordemos el caso de Khomeini, quien percibió en la obra de Salman Rushdie una amenaza para su conjunto de valores particular, llegando al extremo de solicitar el asesinato del autor. Así pues, si decidimos que es aceptable imponer nuestros valores a la sociedad en que vivimos por medio de la manipulación del arte y la censura, debemos aceptar que otros lo hagan también a su modo en la suya: “Todos podemos pensar en un libro que esperamos que ninguno de nuestros hijos o nietos haya tomado del estante. Pero si yo tengo el derecho de retirar [permanentemente] ese libro del estante –ese libro que aborrezco-, usted tiene el mismo derecho de hacerlo y, por consiguiente, cualquier otra persona. Y entonces no va a haber libros en el estante para ninguno de nosotros” (Katherine Paterson).

Suponer que una serie de libros puede realmente modificar la conducta de las nuevas generaciones cuando estas se desenvuelven en un ámbito hostil o reciben enseñanzas de doble moral por parte de los padres o educadores es darle demasiado crédito a la literatura. De veras, se espera demasiado del arte, y en cualquier caso se espera lo que no se debería esperar. Así pues, un ineludible interrogante se yergue ante nosotros: ¿Qué debemos esperar del arte? Por encima de todo, debemos esperar una reacción. Debemos esperar que suscite emociones. Que entretenga. Que estimule la imaginación o el surgimiento de nuevas ideas. Al escritor debe satisfacerle por entero que su obra entretenga y provea un espacio, aunque breve, para la reflexión.

Por último, si los padres de familia y educadores esperan tener algún aliciente ético sobre las nuevas generaciones, deben intentar formarse a sí mismos en vez de desplazar toda la responsabilidad del mañana hacia la juventud o hacia el artista:
“Los chicos están viviendo todos los días las historias que no los dejamos leer” (Josh Westbrook). En la actualidad, la población mundial mayor de 65 años de edad oscila entre el 2% y el 18% dependiendo de la nación, y sigue siendo uno de los segmentos de la sociedad que tiene más poder económico y político. La visión globalizada de nuestra era parece, sin embargo, querer invalidar no sólo su influencia sino su existencia misma, y esta es la causa de que se asuma con tanta ligereza que sólo la juventud tiene el potencial de decidir el curso del mundo, cuando nada podría estar más lejos de la verdad. Si el deseo de descargar el peso del futuro sobre los más jóvenes es tan cobarde como contraproducente, el de menospreciar el poder de decisión de los mayores es inadmisible, además de peligroso. Debemos reparar en el hecho de que jamás hemos conocido un mundo poblado por una sola generación y, ya que rara vez estamos listos para la muerte, prepararnos para vivir largo tiempo y ejercer nuestro poder de decidir y cambiar continuamente, reexaminando nuestro sentido de la ética personal con cierta periodicidad.

Los adultos deben, pues, intentar ser consistentes en palabra y ejemplo, y no deben disfrazar de intenciones didácticas su temor de haber fracasado como individuos, anulándose en favor de los más jóvenes. Por lo demás, no les vendría mal leer algunos libros de LIJ que, por un rótulo imaginario, están fuera de su alcance: quizá se topen con algunas virtudes que nunca pusieron en práctica o dejen de esperar que sus hijos sean héroes y princesas cuando ellos, los únicos que tienen el deber de criarlos (y no de adiestrarlos como animales sin libre albedrío o de mimarlos al punto que se crean dueños del mundo), son los más temibles ogros y las más viles de las brujas: “Si hay algo que queramos cambiar en el niño, debemos primero examinarlo y ver si no es algo que podríamos, más bien, cambiar en nosotros mismos” (C. G. Jung).